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He leído por ahí, que un objeto que tiene que salir de la gravedad y de la atracción de otra masa mayor, necesita algo a lo que llaman ¨velocidad de escape¨. En el caso de un objeto que quiera vencer a esa atracción y gravedad de la tierra, para salir al espacio exterior necesita una velocidad de escape de 11,19 kilómetros por segundo, ósea, tiene que retorcerle la oreja a la moto para alcanzar los 40280 kilómetros por hora si quiere darse una vuelta por el espacio. Mi cabeza da lo que da para entender estas cosas y no lo pillo muy bien. Lo que si sé es que para salir a viajar con la bici y las alforjas también necesitas una velocidad de escape.

La rutina diaria, la comodidad de la casa, los amigos, la familia o la llamada zona de confort, es esa masa mayor que ejerce una atracción sobre el que quiere salir a recorrer mundo con su bici. Cuando más notas que necesitas una velocidad de escape es cuando cierras la puerta de casa, te montas en tu bici alforjada y comienzas a alejarte sin remedio, pero dudando, pensando en tu sofá y en el wáter en el que te sientas a diario. Tienen que pasar un par de días o tres para que esa velocidad de escape en forma de pedaleo acompasado te lleve a un punto en el que ya no quieres volver a casa, ya has dejado tu zona de confort para ir en busca de otra.

La sensación es menos intensa, pero también, cuando mandas tu bici y marchas en tren a buscarla para volver a casa pedaleando. O cuando te vas a un país lejano del que no conoces nada ni a nadie y te pones a pedalear. Los primeros días, sobre todo el primero, es cuando te preguntas que haces pedaleando durante horas y buscando que comer y donde dormir. A partir del tercer día es cuando empiezas a notar que ya has vencido a la fuerza de la gravedad, que ya estás flotando en el espacio, ingrávido. Es cuando empiezas a ver tu mundo desde arriba, a lo lejos. En ese punto ya sólo quieres seguir flotando.

Sin poder viajar desde hace meses y con la perspectiva de otros cuantos meses con confinamientos más o menos perimetrales, me ha dado por mirar fotos de viajes. En un agudo golpe de nostalgia, he puesto negro sobre blanco algunos recuerdos al mismo tiempo que ordenaba y seleccionaba fotos. Aquí los iré poniendo, por si a alguien le interesa leerlo. O mirar las estampitas.