5 La Junta – Villa Amengual

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He dormido como un león, pero me despierto al mismo tiempo que los trabajadores que están ensanchando la carretera austral. Desayuno algo y me monto en mi bicicleta sin dar tiempo al sol a asomarse entre las montañas. La carretera sigue igual de mal que la víspera pero ya estoy recuperado, y dormito sobre mi bici un par de horas mientras atravieso la reserva nacional Lago Rosselot. Montes, bosques, prados y ríos se suceden a mi alrededor y la carretera se estrecha. Aquí están en la primera fase de las mejoras de la carretera austral.

S2710005Ayer por la noche me explicaron como va esto. Hace unos años la carretera era una estrecha pista que atravesaba la patagonia chilena desde Puerto Montt hasta O´Higgins durante 1300 kmts. Ahora, según me cuentan, la van arreglando por tramos y por fases, según va teniendo presupuesto el gobierno chileno. En la primera fase ensanchan, al tiempo viene otra empresa y lo llena de piedras, luego lo aplanan, así, hasta que acaba la última fase del asfaltado. Dentro de unos años, dependiendo de los presupuestos, toda la carretera estará asfaltada. Y esto se llenará de turistas.

 

S2710005Paso por la inexistente Vista Hermosa, dos casas, y me bajo a la orilla de un pequeño lago estrecho, encajado entre las montañas, el Risopatrón, para descansar y comer algo. Unos kmts más allá, al final de una larga bajada, y en el comienzo de un gran fiordo, me encuentro con la población de Puyuhuapi. Este precioso pueblo lo crearon unos colonos alemanes. Hace 50 – 60 años no vivía ni quisqui en estos extensos territorios, por lo que todo está punteado por asentamientos de colonos. La mayoría chilenos a los que regalaban tierras por venirse aquí a vivir, pero también europeos a los que facilitaban lugares donde comenzar una nueva vida.

 

Ventisquero colganteA lo tonto, ya he recorrido 45 kmts, y tras tomarme un café con leche y pagarlo a precio alemán, retomo mi bici. Bordeo el fiordo, todavía sin rastro de asfalto, y me adentro hacia el interior por el Parque Nacional Queulat. Atrás he dejado a la izquierda la entrada para dirigirse hacia el Ventisquero Colgante. Un impresionante glaciar cuyo frente cuelga entre montañas, y que toda la gente me decía que no me lo podía perder. Pues me lo pierdo, es lo que tiene la bici y no andar sobrado de tiempo.

Dudo un rato, mientras como algo en el cruce, y sigo adelante. Empiezo a subir la Cuesta Queulat, alguno me ha dicho que es lo más duro de toda la carretera austral, por eso voy mentalizado y lo subo con mucha calma. Prefiero un puerto largo como este, que la sucesión de repechos de la víspera. Arriba me Villa Amengualpierdo también el Bosque Encantado, tengo que andar 2 kmts monte arriba para disfrutar de esta maravilla, pero no tengo donde dejar mi bici. Excusas para volver de nuevo en otra ocasión.

 

 

carretera austral en biciEstoy cansado, no agotado, pero muy cansado. Llevo ya recorridos cerca de 100 kmts por la pista de tierra y mi cuerpo comienza a decir que ya basta. Mi mente escucha a mi cuerpo y está a punto de solidarizarse con él pero, en ese momento aparece el asfalto, que unido a un largo descenso, consigue que mi mente pueda convencer a mi cuerpo de seguir. Mi mente está eufórica, pero mi cuerpo receloso, y no le falta razón. Tras el descenso y un largo tramo llano por paisajes increíbles, aparece una subida cementada. Ya te lo decía, le dice mi mente a mi cuerpo. Ya, pero no hay lugar habitado entre Puyuhuapi y Villa Amengual le contesta mi cuerpo, y, continúa, si quieres tiramos la carpa al lado del río, pero es mejor que te esfuerces un poco y descansemos en una cama. Mi cuerpo se calla, pone el modo automático y prosigue con su pedaleo tortuga. Mi mente lo ha conseguido, aunque no está muy contenta y decide ponerse en modo ahorro. Creo que me estoy volviendo loco.

Villa AmengualLlego a Villa Amengual con el sol escondiéndose tras las montañas. Tras trece horas y 140 kmts, apoyo mi bici en un poste y me tumbo en una campa. Al rato pasan dos mujeres y me dicen que hay dos albergues, pero que un poco más adelante han abierto un hotelito de cuatro habitaciones, pero que es más caro. ¡A cascarla! Una cama XXL y un baño en el que entraría un futbolín. ¡Hasta me dan de cenar! Los tres estamos en la gloria. Mi mente, mi cuerpo y yo.

villa amengual

 

 

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